La lectura como defensa del mercado del morbo: Leigh Ledare y George Orwell.

Leigh Ledare Pretend you're actually alive

El mercado del morbo es un pozo sin fondo. Parece que todos nacemos con una pala debajo del brazo que podemos usar para cavar aún más profunda la brecha que separa la realidad de la morbosa ficción. El sexo es siempre un tema goloso, y si hay una relación maternofilial de por medio, todos levantamos la pala dispuestos a trabajar.

El caso de Leigh Ledare y Tina Paterson tiene todas las variables necesarias para convertirse en carne de brecha morbosa: un joven que fotografía a su madre en plena actividad sexual. Ya está. En bandeja. Hoy me sirve para apoyar esta entrada un monólogo de Adrien Brody en El Profesor (Tony Kaye, 2011) en el que dice que para defendernos y preservar nuestra mente y nuestras creencias del atontamiento, tenemos que leer.

Por eso recomiendo a quien le pueda el morbo al ver estas imágenes, que lea. Que lea cómo Leigh y Tina hablan de su relación profesional en términos de modelo/fotógrafo. Que busque las instantáneas en las que aparecen en un fotomáton como madre e hijo jugando a hacer muecas. Y que sigan leyendo, que el trabajo de Leigh Ledare no se limita a las fotos de su madre.

Leigh Ledare
Leigh Ledare dejó su casa a los 15 años. Su madre, Tina Peterson, era una bailarina que terminó de stripper. Hace casi una década, y después de mucho tiempo sin verse, se reencontraron. Ella llamó a la puerta de una habitación y cuando Leigh abrió la encontró completamente desnuda. Y utlilizando la distancia emocional que le proporcionaba la cámara, empezó a fotografiarla a sus 59 años, mientras ella intentaba rescatar los vestigios de una juventud que se fue. Se deja retratar por su propio hijo en lo más hondo de la intimidad: su vida sexual. Pretend you’re actually alive (2008) y You Are Nothing to Me. You Are Like Air (2008)son, en palabras del fotógrafo, la historia de la caída del mujer y el ascenso del artista.

Leigh Ledare

A mí, personalmente, me disturba. Los críticos dicen de este trabajo que lo más perturbador es que el fotógrafo sea su propio hijo. Que también. Pero, lo que más me incomoda, es la mezcla de imágenes. Hay algunas en las que su madre aparece todopoderosa, como se ve a una madre: majestuosa, posando para su hijo. Hay otras que, en mi opinión, rozan la vulgaridad. Sé que éste es un tema delicado. Y sé que aquí mi opinión choca frontalmente con la de mucha gente cuyo criterio respeto.

Este trabajo lleva rondando mi cabeza bastante tiempo. Nunca había sabido muy bien dónde ni cómo colocarlo. Hasta que anoche, viendo Detachment (El profesor, 2011), un monólogo de Henry Barthes, el profesor al que da vida Adrien Brody, puso las palabras. Partiendo de doublethink, el término acuñado por Goerge Orwell en 1984 arranca una disertación que deja sin palabras a una clase llena de alumnos:

«Doblepensamiento: creer mentiras a sabiendas de que son falsas. Ejemplos de esto en la vida diaria:
Yo… necesito ser bonita para ser feliz. Necesito hacerme una cirugía para ser bonita. Necesito ser flaca, famosa, ir a la moda. A los jóvenes aún hoy se les sigue diciendo que las mujeres son prostitutas, cosas que se pueden desechar, golpear, cagarse en ellas, avergonzar. Es el marketing del holocausto. Veinticuatro horas al día, durante el resto de nuestras vidas, los poderes de quienes debemos ser trabajan duro atontándonos hasta la muerte. Así que, entonces, para defendernos y luchar para no asimilar este atontamiento en nuestros malditos procesadores mentales, tenemos que aprender a leer. Leer para estimular nuestra propia imaginación, para cultivar nuestra conciencia, nuestro sistema de creencias. Necesitamos estas herramientas para defender, para preservar nuestras mentes».

Leigh Ledare
En alguna de las ediciones Leigh coloca las fotos sobre servilletas en las que ha garabateado las aspiraciones a estrella de su madre: a quién le habría gustado parecerse, como quién habría querido escribir, vestirse… Cómo habría querido convertirse en una estrella. Aspiraciones poco realistas y sueños sin cumplir. Yo, pese a respetar profundamente este trabajo, me quedo con la madre majestuosa que no necesita de un garabato en un trozo de papel para ser una estrella. Y no porque crea que la mía lo es (que lo creo), sino porque todas las madres son todopoderosas.

Monólogo de El profesor en youtube
Leigh Ledare en Lamono
Leigh Ledare en Tumblr
Leigh Ledare en Frieze Magazine
Leigh Ledare en la galería Pilar Corrias
Entrevista en Lousiana Channel

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